Reflexión sobre la crisis por COVID-19

Toc, toc; una crisis llama a la puerta.

 

De pronto nos encontramos en medio de una crisis global y son numerosas las sensaciones y turbulencias emocionales que todos estamos viviendo en un corto periodo de tiempo. Una de las características que tiene esta crisis es que ni es única ni es nueva. Tenemos numerosos registros de epidemias que a nivel global se han dado de manera casi cíclica a lo largo de la historia tales como la peste, la gripe española, el VIH o el SARS. Tampoco es única, pues sólo hay un elemento que diferencia ésta de otras tantas que se han dado recientemente y de hecho se están dando ahora mismo en ciertos contextos geográficos como son por ejemplo el cólera, el ébola o la malaria. Lo que convierte este momento en tan particular es que esta vez ha llamado a la puerta de tu casa y de mi casa. Eso es lo que la convierte en peligrosa, que esta vez la estamos viviendo de primera mano y no podemos simplemente cambiar la tele de canal porque no está en las noticias internacionales. Esta vez se encuentra ocupando una de las camas del hospital que cualquiera de nosotros o de los nuestros necesitemos en los próximos días.

 

Aparece ahora un escenario donde las circunstancias sobrevenidas nos muestran una realidad desconocida para algunos, que no nueva, como ya he mencionado. Esta realidad posee características entre las cuales podemos identificar dos bloques de elementos fundamentales para comprender el cambio de paradigma en nuestra relación con nuestro entorno vital. Por un lado está el bloque de lo que teníamos y por otro está el bloque de lo que tenemos.

Para identificar qué aspectos hay en el bloque de lo que teníamos, la mirada la podemos dirigir hacia aquello que echo de menos que ahora no me puedo permitir, pasear por el parque, dar abrazos y besos entre otros gestos que tan desapercibidos pueden pasar en un día a día sin restricciones y ante su carencia se convierten en tesoros que añoramos. Y para identificar qué es lo que tenemos la mirada bascula a observar lo que no cuidábamos de una manera especial que ahora es importante. Estar sanos fuera del hospital, tener equipamiento que nos proteja de un contagio, no ser alcanzados por el virus, saber que no dañamos a los demás o ser solidarios, presentando todo esto una oportunidad de revisión y  cambio de prioridades.

 

Es un acontecimiento que desgraciadamente trae mucho dolor por las pérdidas que provoca al igual que sucede con otros fenómenos naturales que en algunas zonas la humanidad vive en ciertos momentos. Como por ejemplo son los tsunamis, o plagas que destruye cosechas y dejan hambrientos a miles de personas. Aunque sería irrealista el no tener en cuenta que si miramos al conjunto de la naturaleza como un sistema del que las personas somos parte, que no dueños, este acontecimiento nos ha provocado algunos beneficios de los que tenemos que tomar nota si queremos seguir evolucionando como especie. Algunos de estos son la polución favorablemente decae con simplemente unos pocos días de reducción en la emisión habitual de elementos contaminantes. A los “sin techo” se les provee con estancias. El bienestar publico no se lee en los mercados  de valores sino en la salud de los mas débiles. La solidaridad aflora en cada vecindario y la gente ha parado a prestarle atención al momento que viven y a sus prioridades. Todo esto que comento hasta ahora en cierta manera es obvio así como fácil de haber sido percibido por quién vive en un entorno donde ya se está dando este virus que sigue esparciéndose por el planeta.

 

Ahora, personalmente creo que entre todo aquello que podamos identificar como importante en estos momentos destaca la mirada. La mirada que estamos dando a aquello que antes fácilmente pasaba desapercibido ante nuestros ojos. La mirada a los sanitarios que dedican sus vidas a velar por nuestra salud, la mirada a las personas que se dedican a velar por la seguridad de los demás mientras la mayoría de la sociedad está tranquila sin ser consciente de todos los delitos que se atienden cada día. La mirada a quien trabaja bajo condiciones climatológicas adversas para que los supermercados tengan alimentos. La mirada a quien no es demasiado importante cuando no hay ningún peligro que nos hace temer y hace tambalear la fantasía con la que llenamos un entramado social que nos lleva a buscar la satisfacción en elementos que rápidamente se convierten en superfluos cuando la naturaleza se hace notar.

 

 

Un tejido orgánico.

 

Definitivamente no queda ahí la importancia de la mirada. Precisamente, la manifestación mas significativa la encontramos en la mirada que te devuelven, la mirada que va de una persona a otra. Mirarnos a los ojos tiene que ver tanto con el querer ver a la otra persona como con el permitirnos mostrarnos a quien nos mira de vuelta. Podemos compartir en el contacto la vida misma, yo soy, aquí estoy.

 

Otra de las lecciones que podemos ver en este momento tan delicado y difícil es el como formamos un tejido humano. Somos la piel del planeta. Un tejido que sana y enferma como un solo órgano, el cual necesita de la salud de cada una de sus células para poder estar sano en conjunto. Un órgano que enferma, enferma en conjunto pues no hay diferencias entre unos y otros. Incluso en el momento en que se nos requiere estar aislados unos de otros es importante señalar que la separación es de carácter físico que no emocional, seguimos estando unidos formando un tejido orgánico.

 

Es momento de revisar quiénes son las personas que nos traen aquello que de verdad es esencial. Aquello que cuando las estructuras de la vida que conocemos tiemblan nos sostienen para sanar el órgano del que somos parte. Ahí se puede ver que quien nos proporciona el pan es muy importante, quien nos da seguridad es muy importante, quien nos devuelve la salud es muy importante, quien nos reduce  riesgos limpiando el entorno es muy importante, quien nos atiende la necesidad básica es muy importante. Ahora lo podemos ver, ahora no hay duda, ahora no pasa desapercibido. Pues les invito a que miren a los ojos de quienes cumplen esta función, pues son el tejido al cual todos pertenecemos y sobre todo es muy importante no olvidarse de esto. No olvidarse de la importancia de lo esencial cuando la tranquilidad nos permita distracciones de aquello que nos sostiene. Lo esencial son los nuestros, nuestros mayores, lo esencial es vivir sin miedo, lo esencial tiene que ver con los roces de piel. Tiene que ver con lo que nos hace humanos, con lo que proviene de la naturaleza. Con lo que nos hace sentirnos seguros, con lo que nos da espacio para sentirnos queridos.

 

 

Ciencia y aprendizaje.

 

Estamos viviendo un periodo donde no sólo existe la posibilidad sino que también la obligación de obtener un aprendizaje importante. Como en cada momento de la vida siempre está presente la oportunidad de tomar conciencia de algo que nos hace crecer. Aunque en casos como el que estamos viviendo ahora, el aprendizaje tiene poco espacio para ser opcional. En la manera en la que en este caso me refiero a aprender, lo podemos entender como un “darnos cuenta” que incorporamos a nuestros valores, a nuestra manera de ver o relacionarnos tanto con el mundo y como con nosotros mismos.

 

Aprendemos cuando incorporamos algo que nos habla de la realidad y para describir la realidad no hay mejor método conocido que la ciencia. Ahora, cuando la ciencia habla, ¿dónde nos perdemos? Cuál es el punto en el que el ser humano ha dejado de mirar lo que de verdad sucede inclinándose hacia querer obtener de manera compulsiva y con desesperación aquello que no necesitamos. De esta manera de movernos en el mundo surge el auge de los trastornos mas frecuentes y normalizados en esta primera parte del siglo XXI. Ansiedad, estrés, obsesiones, compulsiones, trastornos de la personalidad, trastornos emocionales, soledad, etcétera.

 

Una de las mayores áreas de aprendizaje sobre las que debemos tomar nota como sociedad es sin duda el cambio climático. No tenemos que imaginar como sería vivir la incertidumbre de una pandemia que está arrasando con muchas personas de una manera tan cruel como que si te tienen que ingresar no podrás estar acompañado y quizás nunca mas puedas ver a aquellos que te importan. Eso ya lo estamos viviendo. Lo que sí podemos imaginar es que el cambio climático provoque catástrofes sin precedentes y vernos la raza humana en la situación de darnos cuenta que esté sucediendo aquello de lo que la ciencia nos estaba avisando y no hicimos lo que fue necesario para atajarlo. Esto tiene varias lecturas, una está relacionada con el cómo me relaciono yo con lo que está en mi mano, y la otra es en relación a la responsabilidad que tienen los dirigentes que tenemos, por supuesto con los apoyos sociales que los sostienen. Es importante no olvidar que la cultura, la sanidad y la ciencia son pilares, más aún cuando el ser humano necesita evolucionar a ser mejor.

 

 

La relación con el entorno y uno mismo.

 

No es cuestión de esta crisis sanitaria, sino cuestión de los tiempos. En consonancia con las tendencias de lo que llamamos el mundo occidental, el equilibrio con la naturaleza se diluye entre modas y tecnología. Es mas importante tener artilugios, cultos o desechos que contaminan enormemente a tener un espacio de vida y salud donde se respete el organismo en el que vivimos y del que somos parte, la naturaleza. Es verdad que hay varios niveles de análisis en este concepto, tres de ellos son fundamentales para formar un panorama de lectura fiable. Respecto al individuo, su sociedad y el conjunto global. En estos ámbitos hay cosas que están en nuestra manos y otras que no lo están. Es aquí donde entra la responsabilidad, cuya importancia radica en todos estos niveles simultáneamente.

 

El concepto de responsabilidad en este análisis tiene dos vertientes. La primera es la responsabilidad que nos hace no sólo culpables de aquello que estando en nuestras manos no atendemos, sino que nos señala como garantes de lo que nos corresponde. Este primer concepto nos lleva a una exigencia. El siguiente concepto es tan importante como el primero pero en vez de a la exigencia, nos lleva al desarrollo de la habilidad con la que gestionar aquello que está en nuestras manos. Este enfoque ya lo explican humanistas de renombre tal como Fritz Perls (1969). La responsabilidad es Responsa/Habilidad, Responsa/Hábil, Respuesta/Hábil, la respuesta útil. La respuesta útil en aquello que sucede es de crucial importancia en la gestión de casi todo y muy importante en la gestión de una crisis global. Funciona y ha de ser atendida en todos los niveles mencionados anteriormente, en el individual, en el social y el global.

 

La manera de gestionar lo anteriormente expuesto más allá de la reflexión y llevado al plano específico de identificar qué acciones requiere cada uno, se lleva a cabo a través de observar el cómo me relaciono con esto y poder ver cómo me quiero relacionar. Siguiendo hacia los específicos, las preguntas son las que nos llevan a prestarle atención a las maneras de comunicar y darnos cuenta de lo que realmente sucede. Por ejemplo,  así me siento yo, qué está sucediendo aquí y ahora, qué me está pasando con esto que está pasando aquí y que necesito resolver en este momento para estar tranquilo.

 

 

¿Qué cosas pasan en mí de las que pueda aprender?

 

En el momento que estemos prestando atención a estas cuestiones, lo que vamos a observar de manera muy significativa son emociones, algunas muy claras y otras de manera mucho más sutil. Estas emociones nos proveen con información. A través de lo que siento puedo identificar qué necesito que no estoy atendiendo. Esta es la gran cuestión, identificar lo que de verdad necesito.

 

Así mismo entre las emociones hay una muy específica que es el miedo, que a pesar de no ser agradable nunca para nadie, en ocasiones es adaptativo. El miedo en ciertos momentos nos habla de que hay algo que es importante proteger. Nos indica aquello que es importante para nosotros y si podemos ver hacia dónde señala, podremos identificar qué es lo que necesitamos cuidar. En cambio el pánico es traidor, nos traiciona porque nos bloquea las buenas decisiones con las que cuidarnos y cuidar de los demás, nos aleja de la Respuesta/Hábil.

 

Los límites son otro de los aspectos fundamentales a la hora de gestionar las turbulencias emocionales, las necesidades de equilibrio y las proyecciones de futuro. El poner límite a lo que podemos hacer o a lo que podemos responder sin traicionar lo importante, requiere de tener claro dónde los ponemos. Entonces la pregunta es: ¿cuál es el bien mayor? Ahora mismo está muy claro, ni incubar ni expandir el virus y en vez de esto, incubar valores y actos.

 

 

Atendiendo el cambio.

 

Es momento de que cada uno nos dirijamos a lo que sabemos hacer para hacer mejor el conjunto. Los humoristas que hagan humor, que para colmo fortalece el sistema inmune a través de la secreción de endorfinas. Los panaderos que hagan pan, los músicos música y los científicos que investiguen. Cada uno a lo nuestro pero desde casa siempre que se pueda. Quedándote en casa sin remordimientos por no tener que ser productivo nunca había sido tan importante.

 

Estos momentos son un espacio para la esperanza. Que no falte la mirada a que podemos crecer y salir reforzados como personas y como civilización. Para ello tenemos que cada uno atender con Responsa/Habilidad aquello que esté en nuestra mano. Y aunque no es mi intención dar consejos, sí lo ha sido compartir como es para mí y como lo estoy viviendo yo. Así mismo, hay consejos de otros colegas profesionales de la psicología que tienen muy bien identificadas pautas que son muy útiles en estos momentos y a través de internet es muy fácil acceder a ellos.

 

No tenemos que pensar iguales pero sí que hacerlo juntos. Estamos todos en el mismo barco. Lo que lloremos que lo lloremos de orgullo por haber conseguido superar las dificultades sobrevenidas. No olvidemos que no desaparece la tensión hasta que todo concluye y llegue el momento de honrar a nuestras víctimas.

 

 

            Instituto Humanista PsicoScioLogía

            Francisco Balanza Miura, Psicólogo.

                        Col: AN-09507

 

 

Sevilla, Primavera de 2020.